Moción: rehabilitación de la Casa Rosales en Cueto
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
Santander nos sorprende a cada paso. La joya del norte, capital de Cantabria, guarda en sus calles tesoros que nos deleitan con un simple paseo por sus barrios. El incendio de la ciudad, la explosión del cabo Machichaco, la guerra civil fueron heridas abiertas que marcaron el devenir urbanístico y patrimonial de nuestra ciudad. Los sucesivos gobiernos municipales tampoco contribuyeron a mantener en muchos casos un patrimonio digno de conservar y preservar en herencia a nuestros hijos. El teatro Pereda, la muralla Carlista de la Calle Alta, el Cabildo, el Castillo de Corbanera, batería de Cabo Menor…. no han sido destruidos por un acontecimiento externo y violento, si no por la desidia y la dejadez de los sucesivos gobiernos municipales.
Este grupo regionalista está comprometido con la conservación del patrimonio de la ciudad, de ese patrimonio que la hace única, que configura su idiosincrasia y que es resultado de una época, de un pensamiento, de una forma de entender la ciudad. Por eso volvemos a traer a este Pleno una de esas “heridas abiertas” que desgraciadamente jalonan la ciudad. Una herida abierta que se encuentra en uno de los lugares más emblemáticos de Santander: la zona de Cabo Menor y Cabo Mayor. En ese entorno privilegiado, en un promontorio natural se encuentra la Finca La Mataleña con su imponente casona conocida según las circunstancias como “El Bohío”, “de Rosales”, “La filipina” o simplemente de “Las hiedras”. En ella podemos atisbar lo que fue una casa de gran empaque, con un mirador al mar que impresiona y que uno se imagina cómo será la contemplación desde él de nuestro mar cantábrico, nuestra bahía y nuestras montañas. En esa Finca La Mataleña, así sin -s-., se encuentra la mencionada casona en el actual Avenida del Faro Número 22. Una parcela de más de seis mil metros cuadrados que alberga una construcción que data de 1933, cuando un ciudadano en nombre y representación de José Rosales (1967-1950) millonario, nacido en Filipinas, presentó ante el Ayuntamiento de Santander una solicitud para construir una casa de campo u hotel para la familia. El promotor del inmueble había sido director de la Compañía general de Tabacos de Filipinas y en el gran salón de la Casona recibía a sus contactos y colaboradores. Él había fallecido en Barcelona en 1950 y de ahí que en Cueto fuera conocida popularmente como la “casa del filipino”.
El devenir de la casona y de la propia historia hizo que, entre otras cosas, fuera incautada por el Consejo Interprovincial de Santander, Palencia y Burgos, nombre del órgano político que administraba tanto la entonces provincia de Santander como algunas fracciones de Palencia y Burgos, que habían quedado bajo control republicado para instalar allí al Gobierno Vasco tras la caída de Bilbao. Un lugar privilegiado en lo natural, pero no tanto en lo militar al estar enclavada la casa en las proximidades de la batería de costa de Cabo Mayor la cual era objetivo militar preferente del bando nacional y la legión Condor.
La edificación fue obra de Don Valentín Ramón Lavín Casalís (Santander, Cantabria, 1863 - ibidem, 1939), un arquitecto y urbanista que dejó tremenda impronta en la ciudad con obras tan emblemáticas como el edificio de Bomberos Voluntarios, la propuesta de ampliación de la ciudad hacia el Sardinero, Quinta los Pinares o Casa Santos… y hermano de Fernando Lavín Casalís, quien fue alcalde de Santander desde 1892 hasta 1893. La casona consta de dos cuerpos unidos por otro de enlace y con dos plantas generales, más una de ático para las habitaciones de la servidumbre y otra de sótano para la caldera de calefacción y lavaderos, planta baja, hall comedor, despacho, tocadores, dormitorios, sala de costura… en total casi mil metros cuadrados de casa. La casa de la familia originaria Rosales fue pasando por varias manos hasta ser definitivamente adquirida por el Ayuntamiento de Santander hace unos pocos años pasando a ser parte de su patrimonio.
Desde este grupo regionalista consideramos esencial el mantenimiento y recuperación de la memoria patrimonial de la ciudad, una memoria de la que este consistorio es el máximo encargado y máximo responsable a pesar de que a veces no lo parezca. Este caso es un ejemplo evidente de deterioro del patrimonio material del ayuntamiento, de la propia memoria de la ciudad, y los regionalistas no estamos dispuestos a que vuelva a caer en la ruina otro edificio que forma parte de la historia de Santander y de Cantabria. Una intervención que entendemos pasa por el estudio de su estado, su rehabilitación y su puesta en valor tanto histórica, como natural-paisajística y cultural. Una recuperación y puesta en valor que puede generar unas sinergias transformadoras de la zona aumentando el ya enorme valor natural y paisajístico de la zona y permitiendo recuperar una parte de la memoria de la ciudad.
Por todo lo expuesto, presentamos a este Pleno la aprobación de la siguiente
PROPUESTA DE ACUERDO
- Se proceda a la rehabilitación y puesta en valor de la denominada Casa Rosales y de la finca colindante.
- Que se realice un concurso de ideas destinado a dar un fin adecuado a dicho edificio, preferentemente cultural y vinculado al patrimonio natural y paisajístico de la zona.